Escritor y antropólogo peruano. Su labor como novelista, como traductor
y difusor de la literatura quechua, y como antropólogo y etnólogo, hacen de él
una de las figuras claves entre quienes han tratado, en el siglo XX, de
incorporar la cultura indígena a la gran corriente de la literatura peruana
escrita en español desde sus centros urbanos. En ese proceso sigue y supera a
su compatriota Ciro Alegría. La cuestión fundamental que plantean estas obras,
pero en especial la de Arguedas, es la de un país dividido en dos culturas —la
andina de origen quechua, la urbana de raíces europeas— que deben integrarse en
una relación armónica de carácter mestizo. Los grandes dilemas, angustias y esperanzas
que ese proyecto plantea son el núcleo de su visión. Nacido en Andahuaylas, en
el corazón de la zona andina más pobre y olvidada del país, estuvo en contacto
desde la cuna con los ambientes y personajes que incorporaría a su obra. La
muerte de su madre y las frecuentes ausencias de su padre abogado, le obligaron
a buscar refugio entre los siervos campesinos de la zona, cuya lengua,
creencias y valores adquirió como suyos. Como estudiante universitario en San
Marcos, empezó su difícil tarea de adaptarse a la vida en Lima sin renunciar a
su tradición indígena, viviendo en carne propia la experiencia de todo
trasplantado andino que debe aculturarse y asimilarse a otro ritmo de vida. En
los tres cuentos de la primera edición de Agua (1935), en su primera novela
Yawar fiesta (1941) y en la recopilación de Diamantes y pedernales (1954), se
aprecia el esfuerzo del autor por ofrecer una versión lo más auténtica posible
de la vida andina desde un ángulo interiorizado y sin los convencionalismos de
la anterior literatura indigenista de denuncia. En esas obras Arguedas
reivindica la validez del modo de ser del indio, sin caer en un racismo al
revés.
Relacionar ese esfuerzo con los planteamientos marxistas de José Carlos Mariátegui y con la novelística políticamente comprometida de Ciro Alegría ofrece interesantes paralelos y divergencias. La obra madura de Arguedas comprende al menos tres novelas: Los ríos profundos (1956), Todas las sangres (1964) y El zorro de arriba y el zorro de abajo (1971); la última es la novela-diario truncada por su muerte. De todas ellas, la obra que expresa con mayor lirismo y hondura el mundo mítico de los indígenas, su cósmica unidad con la naturaleza y la persistencia de sus tradiciones mágicas, es Los ríos profundos. Su mérito es presentar todos los matices de un Perú andino en intenso proceso de mestizaje.
Relacionar ese esfuerzo con los planteamientos marxistas de José Carlos Mariátegui y con la novelística políticamente comprometida de Ciro Alegría ofrece interesantes paralelos y divergencias. La obra madura de Arguedas comprende al menos tres novelas: Los ríos profundos (1956), Todas las sangres (1964) y El zorro de arriba y el zorro de abajo (1971); la última es la novela-diario truncada por su muerte. De todas ellas, la obra que expresa con mayor lirismo y hondura el mundo mítico de los indígenas, su cósmica unidad con la naturaleza y la persistencia de sus tradiciones mágicas, es Los ríos profundos. Su mérito es presentar todos los matices de un Perú andino en intenso proceso de mestizaje.
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